Nunca fui
más que un engendro
como
todos los demás;
evasivos
milagros provocados,
deseados
proyectos,
impertinentes
estorbos
o
frutos miserables
de
semilla criminal.
No tuve
más remedio que empezar
y, como
todos, emprendí viaje.
Soy de
esos que sigo madurando,
bien
parido como tú,
como
aquel y como todos.
Aunque
nunca fui distinto a ellos
(aquellos
otros que jamás llegaron).
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