miércoles, 27 de septiembre de 2017

Hoy

No caben excusas.
Ni siquiera en un día como hoy,
ejemplo monótono de un continuo gris de lluvia que no cesa.
No caben lamentos ni suspiros de anhelo
lanzados a la caza de incautos compasivos rebosantes de consuelo.
No me vale su lástima
derrochada sin pudor como si fuera un premio.
Los alivios pasajeros que me otorgan sus melindres
al poco quedan en nada,
como los castigos que me infligen
o me aplico con estoica complacencia.
No ha lugar para la pena exhuberante aireada por doquier
ni para la más discreta y verdadera
que tampoco me sirve.
No caben pretextos improvisados de repente
ni razones de peso cargadas desde siempre.
No se admiten más demoras,
ya no me valen más peros.

Pues tal día como hoy fue un día como todos,
con el mismo aire y las mismas horas.
Un tiempo regalado para algo
en medio de este caos constante que me empeñé en ordenar.
No hay fuerzas para tanto,
ni hay necesidad.
Ya no me quedan coartadas para no dejarme llevar y tomar las riendas,
para apreciar cada detalle en cada instante,
cada presente real, infinito alrededor,
y al fin reconocerme entre lo único que existe.