miércoles, 16 de octubre de 2013

Desde tribunas y estrados

No vayas a creer en las fugaces ideas de los vientos.
Son como siempre serán: descaradas, caprichosas,
indecentes para viejos y profetas.
Son los que mueven al rencor las voluntades,
los que no callan en la noche,
los que golpean las puertas a compases sempiternos de tormentas.

No dejes de cuidarte de sus tientos
que tan pronto son caricias como fueron bofetadas,
ni les sigas sus discursos venturosos,
pues arengan a los mares y a los cielos
por gozar al ver las olas exaltadas
y las nubes inundando el firmamento.

No te dejes atrapar por sus aromas,
no escuches sus susurros sensuales,
ni desees volar llevado en brazos
de un ejército de brisas tentadoras.

No te dejes embaucar, que todo es un engaño.
fíjate, escucha como suena en las quebradas;
no vayas a creer que es sólo el viento
el que aúlla de dolor mientras ríe a carcajadas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario