jueves, 3 de octubre de 2013

El final de un instante

El instante decidió quedarse un poco más, animado por la absoluta inexistencia que le rodeaba. Avanzó cauto por aquella vasta extensión de vacío y de silencio y se observó estirado desde el comienzo mismo, creciendo necesario e imparable.

Pronto descubrió el placer incontrolado de continuar, de ocuparlo todo y, al cabo, comenzó a olvidarse de lo que fue y de dónde había partido. Una eternidad pasó devorando soledades pero jamás alcanzó el límite de aquella nada. Exhausto, el instante se detuvo y pensó que quería regresar.

Mas al volverse, ya no vio más que una masa gigantesca palpitando ansiosa por seguir; un número infinito de momentos que, al ver que no avanzaba, le engulleron sin piedad y olvidaron para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario