viernes, 26 de abril de 2013

Un nuevo comienzo


Nada hacía presagiar que sucedería de aquel modo. La brisa templada se había detenido el tiempo justo, tan sutil que ninguno se percató de que faltara; de que en su lugar se hubiera posado un aroma pesado y efímero, un latido instantáneo de portentoso silencio que no llegó a perturbar la armonía de sosiego que les rodeaba. Tras sus párpados momentáneamente cerrados, la luz trémula del sol atravesando la masa frondosa que les cobijaba, prendió en sus ojos un hálito imparable de vida que se extendió por todo su cuerpo hasta alcanzar el punto mismo donde todo acababa de comenzar.

Volviéndose hacia el sueño sereno del hombre que yacía a su lado sobre la hierba, la mujer posó una mano sobre la suya y, con la otra, abarcó el universo infinito bajo su vientre.

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