jueves, 24 de octubre de 2019
El tiempo usurpado
Despertó con la boca seca y una nube pesada en la cabeza. El regusto de la escuela suspendida duró apenas un instante, lo justo para situarse en otra realidad que en nada se asemejaba a aquellos días. La distancia se había ido endulzando, el escenario resultaba menos arriesgado y su papel más relevante y enriquecedor. Pero el episodio revivido con el énfasis fanático de los juglares había logrado sobreponer lo actual en los recuerdos y amalgamar sentimientos antiguos y modernos hasta el punto de borrar cuanto sucedió entretanto. Como si de un embrujo se tratara se encontró perdido, desposeído de una historia propia, proscrito por aquellos que pretendían enfangarle las memorias con indignidades y pecados ajenos. Tal vez las manos hábiles del trilero hubieran burlado a todos, su sonrisa taimada encandilado por doquier. Pero en cuarenta y cuatro años había aprendido a reconocer la mezquindad del miserable que por un minuto de gloria pretendió despreciarle media vida y enfrentarle al mundo entero.
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