Qué hartura, qué cansancio ¡vive Dios! Qué alarde de vileza y medianía. Qué empacho de ofertas y mentiras, de muecas impostadas de galán de pacotilla. Qué empalago de ñoñeces y alabanzas, de boca pequeña y de sonrisas falsas.
Cuánto tuve que escuchar para tan poco, qué pérdida de tiempo, qué dislate. Ya no quiero ni mirarles de reojo, ni escucharles sus sandeces, ni saber de sus andanzas. Me he cansado de sus agrias controversias. Prefiero mil veces el dulce y la comedia, los payasos con gracia y con talento; los villanos y los héroes de cine de colegio, que supieron como nadie resolver sus diferencias con mesura y elegancia.
https://m.youtube.com/watch?v=m5sKyo-jLTU&t=14s
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