miércoles, 24 de julio de 2013

Arenga existencial

¡Un momento! Dos tal vez. Detengamos el artilugio. Guardemos silencio, respiremos despacio y pasemos por alto nuestras miradas atónitas y el orgullo ridículo que compartimos. Olvidemos nuestras palabras huecas y los términos más que nunca definitivos con los que justificamos esta creciente soledad.

Cerremos los ojos. Escuchemos de verdad. Permitámonos el placer de la ignorancia, el privilegio de comprender sin que nos expliquen, de estar seguros y confiar cuanto más dudas tengamos. Pues sólo sin llevar razón vamos a encontrar aquello que muchos ni siquiera hemos buscado. Lo mismo que intuimos por doquier en el brillo cotidiano del Universo que nos rodea.

Abramos, pues, la puerta de esta jaula. Dejemos de merodear entre nuestras propias sombras, de debatir el absurdo hasta la incongruencia más absoluta. Y salid conmigo quienes tengáis agallas; aquellos que aún retengan la sospecha original de que todo funciona y tiene sentido; a pesar de nuestro empeño infinito por convencernos de lo contrario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario