lunes, 2 de abril de 2012

El alma por un pico


Un fin de semana mezclando, intoxicado hasta la nausea, perdido, confuso, gritando en cien portales y cada vez más ignorado. Nunca creyó que sería tan adictivo, tan necesariamente urgente; que, tras unos comienzos inofensivos y reconfortantes, perdería el control en autoimpuestas fechas límite cada vez más rígidas y cercanas y en objetivos inalcanzables. Las primeras mezclas de letras  y de cifras se saldaron con alguna indigestión ocasional que pudo sobrellevar con perseverancia, dedicación y grandes dosis de optimismo; pero a medida que los números  siguieron sin cuadrar y las estadísticas se aplanaron cual encefalograma de difunto, la ansiedad y el desánimo le fueron dominando hasta dejarle a merced de los efectos efímeros de aquella  droga virtual y bendita que no estaba dispuesto a abandonar.

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